Pese a regulación, persiste pornografía infantil en Japón: activistas
Activistas de derechos humanos instaron nuevamente esta semana a las autoridades japonesas para acabar con la pornografía infantil, ya que todavía está ampliamente disponible, a pesar que el gobierno realizó una revisión general de las leyes para proteger a l@s niñ@s contra la explotación sexual.
Japón se unió a otros grandes países desarrollados en 2014 que criminalizan la posesión de pornografía infantil, después que activistas se quejaron de que el país era una importante fuente internacional de dicho material.
Antes de que los cambios entraron en vigor el año pasado, Japón era el único país del grupo de siete naciones, en el que la posesión de imágenes o vídeos sexualizados de menores de 18 años se mantenía como legal.
Human Right Now, un grupo con sede en Tokyo, dijo en un informe publicado el lunes 5 de septiembre que los DVDs claramente marcados como pornografía infantil siguen «disponibles y con una amplia distribución, exposición y venta en tiendas y en internet».
La policía rara vez investiga a los pornógrafos que contratan infantes, alegando que no pueden confirmar las edades de las personas que aparecen en los videos, de acuerdo con el informe. Los activistas condenaron esa postura, diciendo que policía debe hacer de la erradicación de la pornografía infantil una prioridad.
La Agencia Nacional de Policía no hizo comentarios inmediatos sobre el reporte.
Durante un año de investigación de campo, el grupo encontró numerosos DVDs – ya sea reales o casos sospechosos de pronografía infantil – en las tiendas del famoso barrio de Akihabara en Tokyo.
El informe también hizo un llamado al gobierno para imponer tolerancia cero para los materiales que sexualizan a menores de edad, entre ellos, el «erotismo infantil», que muestra a infantes medio desnudos en trajes diminutos y poses provocativas.
Dicho material, que permanece en una laguna legal, está ampliamente disponible en línea y en tiendas. Las nuevas leyes no se aplican a dibujos o imágenes creadas digitalmente, lo que significa que las imágenes gráficas de pedofilia en historietas manga siguen siendo legales.
En octubre pasado, el enviado especial de las naciones unidas, Maud de Boer-Buquicchio, criticó la nueva legislación, ya que estaba plagada de «numerosas lagunas», diciendo que los niños estaban siendo explotados.
Tras su visita a Japón en octubre pasado, el relator especial de la ONU publicó un informe a principios de este año, diciendo que Japón debería prohibir toda actividad comercial que tuviera que ver con la explotación sexual infantil.
El informe de la ONU mostró especial preocupación por los «negocios JK», refiriéndose a los servicios de citas ofrecidas por escolares adolescentes.
«El negocio JK es muy frecuente entre algunas chicas de secundaria menores y mayores de edad», dijo el informe. Se advirtió que «una vez en el negocio, a menudo las chicas son obligadas a proporcionar servicios sexuales a sus empleadores o clientes».
Asimismo, señaló que los negocios pueden tomar una variedad de formas, tales como «citas simuladas» para caminar, sesiones fotográficas o servicios de relajación proporcionadas por las chicas. Algunos permiten que los hombres estén a solas con las chicas para llevar a cabo actividades, que a menudo, conducen al contacto físico o actos sexuales, se dijo.
A pesar de dar la bienvenida al hecho de que Japón ha «avanzado mucho» en la lucha contra la venta de niños, la prostitución infantil y la pornografía, añade el informe de la ONU, «la explotación sexual de los niños en línea y fuera de ella, sin embargo, sigue siendo un tema de gran preocupación en Japón».
Bajo la ley japonesa, cualquier persona que «posea pornografía infantil con el fin de satisfacer su interés sexual» se enfrenta a una pena en prisión de hasta un año, o una multa de hasta 1 millón de yenes. Los que producen pornografía infantil pueden ser encarcelados hasta por tres años, o una multa de hasta 3 millones de yenes.
Fuente: Kyodo/YEA
«Junior Idol Image DVD» de Yuko Oshima, titulado «Growing Up», publicado en el año 2001.