El «Pachinko» se apodera de sobrevivientes en las zonas de desastre


En las zonas más afectadas por el desastre del gran terremoto del este de Japón, las salas de pachinko fueron las primeras empresas en ponerse de pié y están disfrutando de un negocio saludable. Pachinko es un tipo de «pinball» donde el jugador guía pequeñas bolas de acero a ciertos objetivos para obtener más bolas. Las bolas se pueden cambiar por dinero en efectivo.

Los suburbios de Ishinomaki, prefectura de Miyagi, están cubiertos con nieve. Las casas con sus primeros pisos vacios por el tsunami y tiendas cerradas se ven por todos lados, a excepción de un gran salón de pachinko que se ha reabierto con nuevo mobiliario, asi medio año después de ser inundada por el tsunami. A pesar de que son días laborables, siempre hay una fila de alrededor de 40 personas esperando para jugar.

Es increible como en tan solo 30 minutos se puedan perder hasta 10,000 yenes. Cuando se les pregunta a las personas si ganaron, todos ellos dan respuestas vagas y tienen expresiones sombrías. Una mujer de mediana edad en la sala afirma: «Las personas que perdieron su dinero no dicen nada, porque muchos de ellos mantienen sus visitas a este lugar en secreto ante sus familias«.

«Las personas que hacen cola en este negocio vienen todos los días, incluso con dinero prestado», agregó.

Otros usuarios de la sala justifican sus visitas: «Antes del terremoto, yo no jugaba mucho. Perdí a mi hijo en el tsunami, mi casa fue arrasada y ahora vivo con mi mujer en una vivienda temporal cercana. Yo no conozco a nadie allá y no tengo nada que hacer, así que vengo aquí a pasar el tiempo».

En las zonas devastadas, el pachinko es el único negocio que florece

Una persona vinculada con el negocio de pachinko en Sendai dice, «las salas de Pachinko son particularmente numerosas en Ishinomaki y otras áreas costeras donde no hay muchas posibilidades de entretenimiento».

Tsukasa Endo, de 49 años, quien trabaja para una organización sin fines de lucro que apoya Ishinomaki, dice: «Hay muchas personas que visitan las salas de pachinko para escapar de la dura realidad de la vida post-terremoto, aunque  también sirve como una especie de justificación«.

«Algunos refugiados solitarios se están volviendo adictos a los juegos de azar ó al alcohol, es trágico».

La adicción al juego a menudo se establece cuando una persona tiene un estado emocional vulnerable, como la depresión o muy baja autoestima y se emocionan al ganar en el juego. Se convierte en algo habitual, hasta el punto en que la persona ya no puede ser feliz sin jugar.

Fuente: Mainichi Japan