Salones de «limpieza de oidos» en japón hacen recordar la infancia


Cuando el asalariado japonés de 30 años de edad, Takahisa Kobayashi, coloca su cabeza sobre el regazo de una mujer joven y atractiva, llegan a su memoria recuerdos de la infancia y de su madre.

El kimono de verano que cubre los muslos de la joven de 24 años llamada Amane, reconforta al cansado «Salaryman», recostado en el tatami mientras ella platica en voz baja con su cliente. 

Es entonces cuando empieza a retirar gentilmente la cera de los oídos de Kobayashi con un palo de bambú afilado.

«Vengo aquí a descansar mi mente. La limpieza de Oídos está asociada con la infancia por la mayoría de los japoneses», dijo Kobayashi, quien dirige una empresa de consultoría en Tokyo.

Se recuerda como un niño pequeño sentado en el regazo de su madre mientras ella suavemente eliminaba la acumulación diaria de cera.

«Mi esposa de vez en cuando limpia mis oídos, pero aquí es diferente ya que es al tradicional estilo japonés, en una pequeña sala y sobre un tatami».

Kobayashi es uno de las más de 150 personas, la mayoría hombres, que acuden todos los días a la sala «Yamamoto Mimikakiten» (Limpieza de oidos Yamamoto) en el bullicioso barrio de Akihabara en Tokyo.

El salón, uno de los 11 con que cuenta la cadena,  dispone de 16 habitaciones y a menudo es totalmente reservado por los clientes que pagan ¥ 2,700 ($35.21 USD) por una sesión de media hora.

Amane, quien no quiso dar su verdadero nombre, usa un kimono ligero de verano, conocido como yukata y da la bienvenida con una taza de té verde.

Ella pone la cabeza de sus clientes suavemente sobre su regazo y les pregunta que tipo de palo desean sea utilizado en su limpieza, ya que pueden elegir entre metal o bambú.

«Los clientes dicen que es como una curación y es muy confortable, algunos incluso caen profundamente dormidos y roncan durante toda la sesión«, dice Amane.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Amane, que también trabaja a tiempo parcial como masajista, conoció la cadena como una cliente, una mujer es poco común entre los clientes del salón ya que los hombres constituyen el grueso de la clientela.

El gerente de la tienda, Satoru Takahashi, dice que aunque sólo el 5% de los clientes son mujeres, los hombres que vienen saben que hay límites paraa los servicios que se ofrecen.

«Después de la limpieza, las chicas golpean en los oídos de los clientes para eliminar cualquier resto de polvo o cera. Muchos hombres les piden a las chicas que les soplen el oido», dijo.

Un anuncio en la recepción fija los límites: «No somos un salón que ofrece servicios sexuales. Se dejará de limpiar los oídos cada vez que se dé un acto que ofenda a las mujeres «.

Sin embargo, la cadena reconoce implícitamente que los clientes tienen a sus «limpiadoras»  favoritas entre el personal, basados en la información de los blogs regularmente actualizados que muestran fotografías de las chicas que trabajan en el salón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los servicios de limpieza de oído se han disparado en Japón luego que fue desregulado hace seis años y a las personas sin formación médica se les permitió comenzar a ofrecer el servicio.

Locales de este tipo han surgido por todas las grandes ciudades de Japón, y mientras que Yamamoto Mimikakiten ofrece un servicio muy sencillo, otras cadenas satisfacen gustos más exóticos con mujeres vestidas como «sirvientas» (Maid) que se pueden pasar varias horas trabajando en los oídos de algún cliente.

Sin embargo, como ocurre con muchas cosas en Japón, el mimikaki se encuentra entre los límites de la inocencia y el comercio sexual. Para Amane, su trabajo a tiempo parcial representa un lugar donde ella puede ofrecer consuelo y ayuda a los que acuden a ella, en un ambiente donde no se siente amenazada.

Ella no ve nada sexual en lo que ofrece, sólo se trata de un método de relajación que sirve para hacer más amable la vida de alguien.

«Los clientes vienen aquí a curarse», dijo.

Fuente: AFP/JT