Comparten la bañera con los padres hasta la secundaria
En Japón, relajarse en una tina llena de agua es una parte importante de la cultura del país, como lo demuestran no sólo los cuartos de baño de alta tecnología, disponibles en los hogares japoneses, que se pueden rellenar de forma automática o recalientan el agua de la bañera con el toque de un botón, sino también por los miles de baños públicos y aguas termales (Onsen) que se pueden encontrar en todo el país.
Por lo que bañarse junto con extraños no es nada raro, como tampoco lo es que los niños pequeños se bañen con sus progenitores, las hijas con los padres y los hijos con las madres, aunque tal parece que la edad en que los niños superan la hora del baño con mamá y papá es mucho más tarde de lo que se esperaba, ya que un alto porcentaje de ellos dejan de hacerlo hasta la escuela secundaria.
Los resultados de una encuesta reciente, en la que se les preguntó a mujeres de entre 20 y 30 años si continuaron compartiendo la bañera con sus padres en la secundaria y en la preparatoria, mostraron que más del 10% de las mujeres de ambos grupos de edad todavía lo hicieron en la secundaria.
Mientras que el porcentaje se redujo en casi la mitad de las mujeres en sus 30 años, poco menos del 10% de las mujeres en sus 20 años, dijeron que todavía se bañaban con sus papás cuando estaban en la escuela secundaria.
Mientras que algunos japoneses han expresado su sorpresa por el hecho de que todavía hay niños más allá de la escuela primaria que sigue bañándose con sus padres, dicha encuesta deja en claro que tal situación no es tan rara como se pensaría.
De acuerdo a un estudio realizado por una escuela privada, se dice que tal actividad puede ser incluso realmente benéfica. La escuela, cuyos datos no fueron revelados, encuestó a sus estudiantes de secundaria de segundo año, encontrando que casi la mitad de ellos todavía se bañan con sus madres, y observando que dichos estudiantes tienden a tener mejores calificaciones.
Se cree que esto es por el efecto del contacto físico cercano. La aversión del japonés al contacto físico y las demostraciones públicas de afecto son bien conocidas, pero un número creciente de personas se están dando cuenta de sus beneficios.
Fuente: JS/YEA
Escena de la película «Tonari no Totoro»