Temores a la radiación persigue a los consumidores en Japón


Para los consumidores japoneses, la seguridad alimentaria se daba por sentado hasta que ocurrió la crisis de Fukushima. Ahora, muchos han perdido la fé en las garantías del gobierno y crece el temor de que la radiación pudiera haber contaminado su comida.

Una serie de productos de Fukushima fueron sacados del mercado, con las prohibiciones del gobierno sobre la carne de res, leche, champiñones y algunas verduras de hoja verde.

Pero los consumidores no estaban satisfechos con las medidas y empezaron a dejar de consumir los productos que provinieran desde cualquier lugar cerca de la zona afectada, dejando a los agricultores con toda su producción y a los pescadores con sus bodegas llenas.

Miwa Yokono dice que le gustaría dar a pescado de la zona a su hijo de un año de edad, pero no cree que sea seguro.

«Quiero que coma pescado tanto como sea posible porque es su favorito … pero creo que la radiación se acumula en las criaturas de la parte superior de la cadena alimentaria», dijo. Yokono, de 27 años, quién ahora compra el pescado importado, pero dice que apoyaría a los pescadores japoneses si estuviera completamente segura de que compra productos seguros.

Hiroaki Koide, profesor asistente en la Universidad de Kyoto, dijo que la declaración oficial de que los alimentos con un nuevo nivel de radiación cinco veces superior al anterior,son aptos para el consumo, levanta sospechas de que el gobierno está actuando a favor de los productores, en lugar de los consumidores.

«El nuevo nivel es demasiado alto. El gobierno estableció el estándar de seguridad provisional para hacer frente a la realidad, en lugar de proteger a las personas «, dijo el profesor.

En respuesta a la presión pública, Tokyo dijo que a partir de abril no se permitirá la venta de alimentos si tienen una radiación de más de 100 becquerelios por kilogramo, en comparación con los actuales.

Para las poderosas industrias Japonesas de agricultura y pesca, la falta de confianza del consumidor no es sólo un problema local, sino que está afectando también a lo que pueden vender en el extranjero.

En un intento por recuperar la confianza de los compradores, la mayor cadena de supermercados de Japón, Aeon, ha decidido hacer caso omiso de las directrices del Gobierno y lleva a cabo sus propias pruebas en la comida que vende.

Fuente: AFP