1 de cada 5 empleados nipones trabaja 80 horas extra al mes
El gobierno central reconoció por primera vez la semana pasada en su Libro Blanco la muerte por exceso de trabajo, conocido como «Karoshi», proporcionando datos sobre las horas de trabajo extendidas registradas en muchas empresas, así como los casos reconocidos de muertes y suicidios relacionados con el trabajo.
De acuerdo con el informe, el 23% de las empresas entrevistadas entre diciembre del 2015 y enero del 2016, dijeron que algunos de sus trabajadores regulares registraron más de 80 horas extraordinarias al mes.
Este grupo se dividió en un 11% con los trabajadores que registraron un máximo de entre 80 y 100 horas extra al mes, y el 12%, con un máximo de más de 100 horas al mes.
El estudio se basó en las respuestas de 1,743 empresas y 19,583 trabajadores, en un cuestionario de orientación que se aplicó a 10,000 empresas y a 20,000 trabajadores.
El libro blanco se elabora de acuerdo a la ley que obliga al Estado a ser el responsable de promover las medidas para prevenir la muerte y suicidios causados por el exceso de trabajo. Dicha legislación entró en vigor en noviembre del 2014.
La ley requiere que el gobierno informe al Parlamento sobre la situación y las medidas adoptadas para alentar los esfuerzos para eliminar el Karoshi, pero no cuenta con alguna disposición sobre la regulación o sanciones.
En el año fiscal 2015 que terminó en marzo de este año, el número de suicidios e intentos de suicidio que fueron reconocidos por el ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, registró 93 casos, de acuerdo con el libro blanco.
Justo el día de su publicación, el tribunal supremo nipón declaró como Karoshi el caso de una joven empleada que se suicidó a finales del año 2015.
Sin embargo, un informe de la oficina del gabinete, que tomó nota de los datos de la agencia nacional de policía, indican que hubo 2,159 suicidios en el año 2015 atribuibles a problemas relacionados con el trabajo, por lo que la cantidad reconocida por el ministerio del trabajo puede representar sólo la punta del iceberg.
Fuente: Kyodo/YEA